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Los errores dirigenciales y futbolísticos que dejaron a Alianza Lima sin tricampeonato

Alianza Lima se quedó a puertas de conseguir su ansiado tricampeonato. Errores puntuales en la cancha y fuera de ellas condenaron al conjunto blanquiazul

Por Pedro Uribe

La temporada 2023 para Alianza Lima arrancó con el optimismo a tope. Tras conseguir el bicampeonato, los 'íntimos' se prepararon para una campaña donde los objetivos marcados fueron el 'Tri' y hacer una buena Copa Libertadores. Refuerzos como Carlos Zambrano, Andrés Andrade, Pablo Sabbag y posteriormente el arribo de Christian Cueva ilusionaron a más de uno.

Guillermo Salas, que venía de ser campeón nacional, fue respaldado aunque las dudas por su continuidad ante la falta de experiencia en su CV hacía eco, en especial de cara a la Libertadores. Pero los resultados acompañaron y la calidad de los goles y movimientos de Sabbag, sumado a las pinceladas del 'Rifle' y la grata aparición de Franco Zanelatto reforzaban su buena actualidad.

Incluso en la Copa, Alianza marcó un antes y un después tras derrotar 2-1 a Libertad en Paraguay, cortando así la peor racha en la historia de la competencia sin sumar triunfo alguno. Pero la algarabía no duraría tanto. El deterioro en el plano continental, sumado a las lesiones de sus refuerzos, terminó por apagar la primera ilusión del año.

En el medio, la hinchada 'íntima' renegaba ante el poco brillo de Cueva, que a la postre terminaría la temporada sin gol alguno, sin ser determinante en ninguno de los encuentros que jugó y sin afrontar las finales. Pero también se daba la intempestiva salida de Pablo Lavandeira, que arremetió contra las decisiones que se tomaban en el club.

"Lo que terminó por seducirme fue que Mariano Soso era quién quería contar conmigo. Melgar ha hecho un gran esfuerzo para que se dieran las cosas. Esto te llena de confianza y te da la posibilidad de saber que vas a un lugar donde sí van a valorar tus condiciones", sostuvo el volante a Después de Todo de MDeportes.

El Torneo Clausura arrancó y los murmullos empezaban a ser más que eso. Ya eliminados de la fase de grupos de la Libertadores, Alianza se enfocó en quedarse con la segunda mitad del certamen, lo que significaba evitar una definición y coronarse por todo lo alto con el tricampeonato. Aunque sacó adelante los dos primeros partidos, el equipo se desinfló y tuvo 4 partidos sin ganar: 3 empates y una derrota ante Sport Boys en el Nacional.

Aquella caída habría sido el detonante para la continuidad de 'Chicho', quien solo cayó en cuatro ocasiones por Liga1 2023. La inestabilidad que se vivía en La Victoria se reflejaba, además, con la -casi- nula comunicación por parte de la interna del club, que no daba pistas claras de las lesiones de jugadores como Cueva y Andrade, dos refuerzos que terminaron siendo una decepción para la hinchada. Lo mismo sucedió con Santiago García y el mismo Sabbag, que pasó de 'empacharse' de goles a no saber cuándo volvería al 100%.

Alianza afrontó la mayoría de partidos del Clausura sin sus refuerzos y supuestas figuras, que llamaron más la atención fuera de los campos de juego con actos de indisciplina. Y llegó Pablo Larriera, de quien el hincha no tenía del todo claro qué esperar. Sus referencias como uruguayo y excampeón con Peñarol rememoraban recuerdos felices como los que tuvieron con Pablo Bengoechea. La realidad es que el también extécnico de Wanderers preponderó desde el saque el buen juego a los resultados. Terminó pasando lo contrario.

Larriera sacó resultados; de hecho, no perdió ningún partido en el certamen: 11 partidos por el Clausura, con 7 victorias y 4 empates. Le tocaron varios partidos en altura y los sacó adelante, pero el estilo de juego seguía al debe. La jerarquía de Hernán Barcos se hacía presente una vez más: se consolidó tanto como el máximo artillero extranjero de los victorianos como el goleador por tercera temporada consecutiva. Y así llegaron las finales.

Alianza quedó dos puntos abajo del 'compadre', lo que significó enfrentarlos una vez más en una definición. La última se había disputado en 2009, por lo que la expectativa era enorme. Antes de la primera definición, el hermetismo de la directiva 'íntima' por conocer quién haría de local se hacía exasperante. Las dudas se trasladaron a los jugadores, quienes sin dudar manifestaron sus ganas de cerrar en Matute.

La primera definición se dio en el Monumental, donde Universitario fue ampliamente superior. Las estadísticas son claras: 20 tiros de los cremas sobre 2 de los blanquiazules, 60% de posesión sobre 40%, 12 disparos dentro del área sobre 1, 443 pases sobre 327. Alex Valera -de penal- hacía justicia en el marcador, pero en el epílogo Gabriel Costa puso el definitivo 1-1 que silenció el recinto de Ate.

La revancha en Matute hacía pensar que Alianza saldría con otras armas y una predisposición más ofensiva; sin embargo, sorprendió de mala manera a propios y extraños. Larriera dispuso una formación inédita: un 'espejo' para contrarrestar las armas de un equipo aceitado y que salía de memoria. La pizarra salió muy mal. A los 3', Edison Flores decapitó los planes iniciales del uruguayo, que demoró en replantear, pese a que era obvio la incomodidad de sus dirigidos con aquel sistema.

Alianza nunca estuvo en partido y lo pagó carísimo. El 0-2 definitivo de Horacio Calcaterra a los 82' sepultó cualquier sueño del tricampeonato, pero lo peor llegaría después. La finalización del encuentro coronó a los cremas tras 10 largos años de espera y tuvo el papelón más bochornoso que se recuerde en mucho tiempo. A segundos del pitido final, las luces del Alejandro Villanueva se apagaron y con ello creció el miedo y la incertidumbre de los miles de hinchas que acompañaron a su equipo hasta el final.

El desastre dirigencial que significó aquella desafortunada e irresponsable decisión no solo fue producto de burla en la vereda de enfrente, también tuvo comunicados tras comunicados desmintiendo las versiones del portavoz aliancista, quien alegó que aquel apagón no fue premeditado ni realizado por las autoridades del club.

Un día después del clásico, las redes de Alianza sacaron, en primer lugar, un saludo tardío felicitando al campeón y en segundo, el comunicado más infame e indolente posible. "La decisión de apagar las luces se tomó con el único fin de incentivar la rápida evacuación de las tribunas y así preservar la integridad y seguridad del público", detallaron.

Alianza se vio perjudicado por sus propios agentes: dentro de la cancha, con una disposición táctica improvisada y nula de Mauricio Larriera; fuera de ella, con decisiones y actos negligentes de la directiva de una institución que es mucho más grande que ellos y que pagará los platos rotos junto a su hinchada, muy posiblemente, a inicios de la próxima temporada. Lo que mal empieza, mal acaba.